Un álamo en el desierto de Nevada, solitario y perdido en medio de
la nada, sosteniendo unos cientos de pares de zapatos unidos por los cordones que
comban eternamente en silencio sobre las ramas. Un hombre extraño que decide
pasar el resto de su vida en un aeropuerto donde se encontrará con otro tipo
cuya profesión consiste en diseñar alcantarillas. Un pintor cuyos cuadros se
van elaborando a partir de chicles como materia prima y que a partir de sus
tonalidades se va configurando un abanico cromático a base de chicles.
Bibliografías de personajes como Che o Michael Landon, entretejidos todos ellos
por teorías científicas, filosóficas y literarias. Una maleta abandonada en
medio del desierto llena de fotografías de gente anónima que alguien
coleccionaba para que fueran encontradas.
Así se articula Nocilla Dream. Agustín Fernández Mallo
recoge una serie de materiales narrativos, los mezcla y desordena para
mostrarnos una colección de historias fragmentarias que con mucha facilidad
ocasionan gran sorpresa al lector. Estas historias individuales, al
tiempo que entrelazadas, se nos presentan como diminutos relatos que dan la aparente imagen de un texto falto de cohesión, reciclado y desestructurado temporal y
espacialmente.
Esta disparidad de historias “sin sentido” nos puede resultar
confusa, y, en ocasiones, aburrida. Quizás esto sea porque llevamos muchos años
ceñidos a convenciones literarias lo suficientemente acartonadas para
considerar esta novela como un disparate novelístico. Sin embargo, el sentido
de esta novela va más allá de lo que podamos esperar, y es ahí donde reside la
verdadera intención del autor. Nada es gratuito, pues toda palabra o oración de
una novela responde a la intención de quien la escribe.
Así pues, Fernández Mallo rompe con las normas literarias que
llevamos acarreando desde siglos y propone un discurso sin continuidad,
fragmentario, y, lo más importante, se propone hacer algo distinto para que
cada lector juzgue a su manera si le resulta meritorio y renovador o bien,
creído y insípido.
El reto es claro, es decir, lograr la proliferación y lluvia de
reflexiones y sensaciones a un lector boquiabierto por la originalidad
literaria nunca antes novelada. La experiencia de lectura puede resultar
negativa en la primera toma de contacto, pero en el fondo, el objetivo está ahí.
El objetivo e interés de su contenido reside en la
desautomatización que le produce al lector semejante relato rupturista. Nos
produce esta sensación inicial para poder alcanzar el estado de reflexión de la
novela como metáfora de nuestras vivencias personales, es decir, como metáfora
de un mundo también fragmentado. El lector acaba siendo inmediatamente un huérfano
literario, alguien que no posee una escapatoria argumental debido a la creación
de imágenes tan impresionantes.
El mundo de Nocilla Dream es ciencia y es poesía al mismo
tiempo, el autor consigue crear una combinación casi mágica de estos dos
elementos pero tampoco sin conseguir un choque brutal entre ambos. Puede que a
lo largo de la lectura el lector tenga la sensación de entrar en el
subconsciente de un universo nihilista presidido por seres extraños a la par
que particulares.
Por tanto, advertimos también el nihilismo como elemento que está presente en
varios sentidos en la obra. Por una parte, refleja un nihilismo existencial donde nos muestra a personajes que no encuentran un sentido definitorio a su vida.
Pero, por otro lado, también podemos observar esta corriente en cuanto a
crítica social a los valores y creencias de la sociedad. El hombre, como nos
introduce en uno de los relatos, no es capaz de almacenar tantos datos como un PC,
el hombre es algo efímero y poco duradero en contraposición con las máquinas, cada vez más potentes. El
hombre ya no puede ser aquel que todo lo puede y por ello entra en crisis. Esta
crisis se entrevé en el sentimiento de caos y soledad que transmite la novela. Y
que al tiempo resulta verdaderamente fascinante.
A modo de conclusión, se podría decir que Nocilla Dream es
muchas cosas en un todo, pero me atrevería a dudar de su condición de novela
tradicional, pues más bien se asemeja a una antinovela por su carácter
innovador y vanguardista que encierra entre sus líneas. Por tanto, en este modo
de hacer novela quizás el autor también quiere que a través de la
desautomatización lleguemos a un estado de desconexión de la realidad a través
de patrones literarios que dejan volar nuestras emociones. En definitiva, y con
estas reflexiones considero la novela muy recomendable.